miércoles, 13 de abril de 2011

En Búsqueda de Nuestra Verdad


Cansados caminamos afanosamente todos los días de nuestras vidas, tratando de comprender una y otra vez, el porqué de tantas cosas a la que no encontramos explicación.
Miramos alrededor, arriba, abajo, a los costados. Señalamos y juzgamos, nos engañamos y condenamos sin certeza de nuestra realidad.
El mundo que nos pertenece es nuestra propia responsabilidad. Desde que vinimos al Mundo Físico, lo hemos hecho con una misión encomendada por el mismo Dios, que viendo buena su creación, decidió que cada persona aportará para la elevación de su propia especie, a través de la transformación de su propia existencia.
Entonces me hago la siguiente pregunta: ¿Qué es la vida? Que significa vivir? ¿Es la experiencia de vivir, verdaderamente buena o agradable? ¿ Qué objetivo tiene mi vida en esta tierra, en esta familia, con estos hermanos, con esta esposa, con este trabajo, con este mundo? ¿Para qué nací? ¿Cuál es el objetivo de MI PROPIA EXISTENCIA?
Llega un momento en nuestras vidas en la que nos paramos frente al espejo, y miramos nada más que nuestras almas desnudas al viento… Y es en ese preciso momento que estas preguntas de nuestra existencia salen a flor de piel. Esto es señal de que ha llegado la hora: la hora de REALIZAR NUESTRA MISIÓN.
Si aún no te has hecho estas preguntas, es por que aun debes pasar por experiencias que te enseñen cuan valiosa es la vida que Dios te ha otorgado, para que cumplas con tu misión en la tierra.
Mi papel dentro de todo esto, para ti, y para todos mis hermanos, es el de mensajero. Ésta es la tarea que se me fue asignada antes de mi nacimiento a esta tierra.
Todas las experiencias que nos rodean actualmente en cada escenario de nuestras vidas están dadas por diversos factores. Pero lo más importante que debes saber, y muy bien, es que en un universo Perfecto, creado por Dios, nada está librado al azar, y cada cosa se balancea perfectamente, según el peso de nuestras acciones, para con nosotros mismos y con nuestros hermanos (en el cristianismo, llamados “prójimos”).
Has nacido a esta vida, con una estructura vital: esa persona que en tu interior eres. Eso es lo que llamo LA ESENCIA del SER.
Dentro de la esencia del ser (lo que realmente eres) está almacenada la memoria crística, el mensaje que Dios grabó en nuestro espíritu, la misión que debemos cumplir en la tierra. Y esto sucedió antes de nuestro nacimiento.
Por ello se explica que haya personas con talentos innatos: Para la pintura, la música, la arquitectura, el deporte, etc.
Luego, tenemos el vehículo material: nuestro cuerpo físico. Este elemento es una herramienta valiosa que Dios nos otorga para poder desenvolvernos dentro de esta dimensión (la tierra). Pero siempre, acuérdate: que cada persona tiene un objetivo específico que cumplir dentro de este plano, así que cada cuerpo físico y espiritual son diferentes.
Al venir el SER, a este mundo, entonces, fue dotado de estas herramientas para poder trabajar en su propia evolución y la de toda la humanidad (todos por igual), hasta fundirse cada uno de vuelta con LA ESENCIA DE LAS ESENCIAS, LA UNIDAD DE TODAS LAS COSAS EXISTENTES: DIOS.
Llegamos a la tierra con estas herramientas (talentos), el cuerpo físico para subsistir, y el cuerpo inmaterial: espíritu, para amar y evolucionar.
Muchos fueron ya mis días y sin embargo no son aún nada, en comparación a otros. Sin embargo, en cada segundo de mi existencia, cada minuto, cada día, una nueva enseñanza tocó y siguen tocando mi puerta, haciéndome ver cosas diferentes, cada vez nuevas, conforme el espíritu que me fuera asignado va aprendiendo a evolucionar según la ley perfecta que Dios ha establecido para sus hijos.
Hoy, yo miro al mundo y me pregunto. Miro a mi propia existencia, y me pregunto. ¿Qué hemos hecho con nuestras herramientas? Con los talentos que Dios nos ha asignado? Qué hemos hecho de la potencial perfección que Dios, a través del espíritu, nos ha obsequiado?
Que mire cada uno su propia miseria, sin condenarse, sin sentir dolor, pena, ni nada parecido. Seamos, por lo menos por esta vez, expectadores de la película de nuestras vidas, repasemos toda nuestra existencia hasta este mismo instante, hagamos el juego de ver nuestras vidas como una película donde el dolor y la felicidad pasan como actores protagonizando nuestra existencia, y nos daremos cuenta de lo que estuvimos haciendo con las herramientas que Dios nos regaló antes de venir a esta tierra.
Puedes hacer un balance general ahora? Por lo menos, pienso que nos estamos acercando un poco más a nosotros mismos.
Al nacer somos hechos seres de luz, pues la luz es algo omnipresente, como el sol, está en todas partes, así somos en Dios, omnipresentes, en nuestro espíritu. Esto también significa que las metas y los sueños que establecemos en nuestras vidas (formar una familia, ser profesional, deportista, artista, etc.) son sueños ALCANZABLES y entonces NADA es imposible, por nuestra esencia conectada con Dios, quien finalmente es nuestro creador.
¿Adónde dejaste tu poder de alcanzar metas? ¿Haz sido Luz para tu propia vida, alcanzando los objetivos que te pusiste? Creo que ahora podemos medir mejor nuestros esfuerzos.
Lo más importante ahora. NUESTRA RELACIÓN CON NOSOTROS MISMOS.
Sobre el concepto del Dolor.
El dolor es un gran maestro. No sé si uno de los mejores, pero en verdad, deja buenas enseñanzas. Pasar por el dolor nos hace valorar más la vida por lo que es, nuestro verdadero camino para hallar la elevación y la iluminación.
Este mundo fue creado para que podamos alcanzar niveles elevados de conocimiento, tanto mental como espiritualmente.
Los conocimientos espirituales no tienen que ver con los conocimientos terrenales, y aunque se requiere una mente despierta para captar mensajes Divinos, el hecho de ser una persona “instruida” no quiere decir necesariamente que sea “espiritual”, pues el grado espiritual requiere de una entrega total a NUESTRA ESENCIA, y una mirada franca hacia nuestro interior, el interior De nuestro propio ser: DIOS.
A través del dolor nos elevamos y somos mas sabios, aprendemos el verdadero valor del momento y que en realidad, el tiempo se mide por las etapas de plenitud que uno experimenta mientras va caminando por la vida.
Para llegar a la luz de la elevación personal una persona debe pasar por sufrimiento y dolor. Pero estos últimos no tienen por qué ser una condición permanente de la persona humana, pues no tendría sentido para seres que fueron hechos a imagen y semejanza de su Padre Todopoderoso. Solamente sirve para despertar conciencia del verdadero poder transmutador que cada uno posee en su interior unificado.
PERO, CÓMO LOGRO LA UNIFICACIÓN INTERIOR?
Dios nos ha dado a conocer a través del tiempo, en la senda de la evolución de nuestros espíritus, y de manera sub conciente, muchos valores como la piedad, el perdón, la solidaridad y la mayor y mas importante cualidad: la capacidad de amar por sobre todas las cosas.
Hasta que no suceda algo en nuestras vidas, que nos haga hacernos las preguntas originales, (quien soy? Para que vivo?) hemos de vivir a ciegas sin saber de nuestro verdadero potencial divino. Está en tus manos despertar tu conciencia crística, desarrollando con toda tu intensidad, esa capacidad de amar que se te ha sido conferida desde antes de nacer. Así como la capacidad de perdonar, y aceptar al otro tal cual.
Pero sin embargo, he de decirte que no hay paso previo que puedas tomar, antes de llevar a cabo TU PROPIO PROCESO DE CURACIÓN INTERNA.
Dejame contarte mi experiencia.
A través del dolor que un día llegué a sentir, el cual intensamente consumía mi espíritu cegado por el dolor y la tristeza, permití que la llama de la Misericordia de Dios atraviese todos los estratos de sufrimiento propios de esta tierra, y llegue hasta lo más profundo de mi SER. Ahí se produjo la CONEXIÓN con el Padre. Desde ahí, al fin, miré al espejo y pude hacer las preguntas originales: ¿Quién soy? ¿es valiosa mi vida? ¿Cuál es mi propósito?
Y pude encontrar las respuestas (mas bien, pude recordarme a mi mismo, quien era).
El proceso de curacion conlleva mucha humildad y entrega. Mucho abandono de la vida material a la que estamos tan acostumbrados, a la seguridad de nuestra pareja, de nuestro trabajo, de nuestras vidas cotidianas y automatizadas, para entrar en contacto con una nueva dimensión: LA DIMENSIÓN DEL ESPÍRITU.
Este proceso de curación de nosotros mismos, conlleva EL ARMA MAS GRANDE Y PODEROSA QUE ES CAPAZ DE REVIVIR CORAZONES CONGELADOS: el PERDON.
Perdonarnos a nosotros mismos, por nuestras imperfecciones, errores, pasado, es el inicio del camino de la LIBERACIÓN. Sin el perdón, no podemos llegar a ningún lado, ni siquiera comenzar el camino.
El auto reconocimiento de nosotros mismos como seres de Luz es más que importante, pues la capacidad de amar está ligada a esta característica que como hijos de Dios tenemos desde nuestros orígenes. Como hijos de Dios tenemos acceso a nuevos niveles de Sanación, Paz, Prosperidad y Felicidad Plena.
Volverse humildes y libres de toda rabia y rencor hacia nosotros mismos es fundamental en el proceso de curación de nuestro interior, nos lleva dia a día a ver en las cosas mas sencillas de la vida, la obra de un Dios que a pesar de todo, está en cada una de ellas.
No juzgar al otro ni proyectar culpas que no le pertenecen, es entregar a Dios nuestro lado imperfecto que solo ve lo malo que tiene la otra persona, nuestro egoísmo que nos consume, en un acto de verdadero amor, mas valioso que cualquier sacrificio u ofrenda que puedas hacer al Todopoderoso, que al fin y al cabo, solo quiere que lo AMES con locura, y en tu prójimo veas sus mismos ojos reflejados.
Seamos pues entonces, consientes de que cada ser que comparte nuestra vida, que está a nuestro lado, es reflejo de Cristo, del Dios que nos ha dado la vida y que vive dentro de nosotros, y por lo tanto, debemos buscar la unificación con todos nuestros hermanos. De esta manera todos estaremos evolucionando juntos, como una gran familia, hacia la Luz de Cristo.
Como diría James Allen: “Existe Una sola Ley, la ley del AMOR”, esta única Ley es Dios. La ley del amor perfecto y sin medidas. Nosotros podemos desarrollar el Amor de Dios, sin medidas ni reservas, una vez que miremos a nuestros hermanos y veamos en sus ojos, los ojos del Mismo Dios, que esta aguardando siempre nuestra entrega y total afecto. Por que amar la vida, es amar a Dios, y no hay ley mas perfecta que Amar lo a El por sobre todo, y a tu hermano como a ti mismo.
Por último hermano, quiero decirte que el camino de la curación interior es un camino que se comienza, tiene un origen en la toma de conciencia de nuestra VERDAD: SER – ESPÍRITU – DIOS. Seamos consientes que tenemos un pedazo de divinidad dentro nuestro, y esto es una gran responsabilidad, responsabilidad de autoconocimiento, de auto aceptación de nuestra misión en la tierra, y nuestra evolución.
Miremos nuestra vida y evaluemos sinceramente, desnudemos nuestras almas al Dios que nos ha creado y nos conoce desde la planta de los pies hasta el último cabello de nuestras cabezas, y está mas cerca de nosotros, “que nuestra propia respiración”. Recordemos que la “perfección” no es un ideal lejano e imposible, pero que en el mundo material en el que nos toca vivir, es imposible realizar lo perfecto, pues nuestro mundo no es de Dios. Solo penetrando para nuestro interior, y descubriendo nuestro espíritu de divinidad, podemos tener acceso a la perfección, que es el estado natural de Dios, Todo amor y Perfecto.
Miremos siempre para adentro, antes de señalar los errores ajenos, evaluemos nuestras propias experiencias con responsabilidad, respeto, cariño por cada una de nuestras historias, recuerda siempre que cada experiencia que te ha tocado vivir, ha sido un gran maestro que te enseño a dar el siguiente paso para tu propio camino a la evolución.
Y este camino, lo sigues dando todos los días, hasta el día en que te toque dejar este cuerpo físico para volverte meramente espíritu, y unificarte en tu ESENCIA – DIOS.
Nunca pierdas de vista tu voz interior, esa voz que te dice que a pesar de todo, se puede, que existe el amor, la paz, la música, la alegría. Cree siempre en los milagros, pues éstos son las señales que Dios envía para recordarte que sigues dentro de la misión que te encargó, y que por sobre todas las cosas, no estás solo. Nunca.
Y no olvides, que vas camino a la Luz. Por los siglos de los siglos.
Quiero agradecer al arcángel Miguel, Gabriel, por las palabras que inspiraron en mí, a mis ángeles Anael y Jofiel, por guiar mis pasos, a la Divina Misericordia por transformar mi vida, a la virgen de Guadalupe por guardarme en su manto, y a mi esencia que reside en el infinito amor de Dios, que todo lo puede. Y tengo fe en su poder de curar nuestras vidas.
Paz, y bien.





08/04/11 03:13 a.m.