viernes, 18 de noviembre de 2016

Desde lejos, hoy abro los ojos (Mi vida en Francia)

Desde lejos

He atravesado mil kilómetros para llegar a mí.
O al menos, a esa conclusión llegué en la madrugada de hoy.
Desde que llegué a Francia siento la necesidad de plasmar en algunas líneas todo lo que me sucede, mis emociones, mis miedos (algunos de ellos muy grandes, como por ejemplo, perder un vuelo, un tren, etc.)
Supongo que el cambio fue tan grande, que en mí, ha actuado en forma de "shock", desde la cultura, el trato de la gente, la sociedad en general, las ciudades, en fin, Europa. Francia.
Hoy 19 de noviembre, son exactamente un mes y veintisiete días de mi llegada a este país, al que llamo, país de mis sueños. Y me gusta expresarme así de Francia, y prefiero guardar ese recuerdo de esta patria que me ha acogido, a la que soñé visitar desde mis tiempos de joven estudiante de arquitectura, y soñador. Incluso desde mucho antes.
Quizás, en mis otras vidas, habré vivido en estas tierras, es como si me sintiera en mi hogar, de alguna manera.

No obstante, quiero remitirme a mis primeras impresiones sobre mi llegada a estas tierras europeas.
Llegué el dia 23 de setiembre, proveniente de Asunción - Sao Paulo. De hecho, el aeropuerto brasilero para mí fue un "shock" debido al inmenso tamaño, comparado con nuestro pequeño aeropuerto. Pero esa es otra historia, no voy a entrar en comparaciones, aunque a veces necesariamente deba recurrir a ellas.
El aeropuerto "Roissy - Charles De Gaulle" es inmenso, y es uno de los aeropuertos con mayor tráfico  a escala mundial. En el camino hice dos grandes amigos: Ian y Vicky, ambos de Argentina. Con quien mantengo contacto hasta hoy es con Ian, muy simpático, un chico joven y lleno de vida, de sueños. Creo que el hecho de ser argentino hace que lo sienta un poco más cercano, y es como un pedazo de mi Latinoamérica, un poco de identidad común.

El hecho es que llegamos a París, esa tarde como a las 16hs buscamos las maletas, me despedí de los chicos y estaba oficialmente SOLO EN EL MUNDO. Sin idea de cómo hacer para llegar a la casa de los Caravias Boidin, familia que me acogería muy calurosamente en el seno de su hogar.
No tuve mas remedio (debido al susto de estar en una terminar aeroportuaria de escala monumental) y buscar un taxi. El taxi más caro de toda mi vida hasta ahora.

Gracias a Dios, llegué bien a casa de los Caravias, pasé un fin de semana con ellos, y debo admitir que sin no fuera por esa familia mi experiencia en Francia jamás hubiera sido la misma. Me brindaron toda la atención que se puede imaginar, y me trataron (sin conocerme) como un miembro de su familia. Estoy eternamente agradecido por semejante muestra de afecto hacia mi. Gracias al querido Padre Jose Luis Caravias, por haberme puesto en comunicación con ellos.

Llegar a Angulema fue toda una odisea. Tomé un taxi a las 5;00 am, hasta la terminal de trenes (Gare) Montparnasse, una de las estaciones de trenes más grandes de París. Como jamás había subido a un tren, no sabía cómo saber cuál era el vehículo, ni el horario. Agradezco mi base de idioma francés por haberme permitido darme cuenta que estaba a punto de perder el vehículo, y gracias también, a algunas personas que se encontraban esperando, que gentilmente me indicaron que estaba por perder mi viaje. Corrí hasta la vía con mis dos pesadas maletotas y mi mochila a cuestas, y entre golpes y tropiezos, logré entrar al vagón.
Una vez en el interior, solamente pude exclamar para mis adentros: Gracias mi Dios!
Llegué a Angulema a las 9:00 am, y ya estaba esperándome muy amablemente el profesor Laurent, mi profesor tutor en el marco del programa de asistente de idioma español. Me ayudó en todo el difícil proceso de conocer la ciudad, hablar con los propietarios del inmueble donde iba a vivir, llevarme al colegio y conocer a los chicos -el mismo día en que llegué- incluso me llevó al supermercado a hacer las compras, en fin, fue un ángel guardián desde el principio hasta el fin.

El siguiente proceso fue conocer a Elizabeth y a Marlene, mis dos compañeras de departamento. Eli es de México, mientras que Marlene es de El Salvador. Ambas ya tienen experiencias enseñando, ya sea en la escuela secundaria, como en la Alianza Francesa de sus países. A veces me asaltaba la culpa pensando"que hago yo acá???" "debería estar en la oficina haciendo proyectos de arquitectura y no en una clase llena de chicos de 12 años, de los que no tengo ni noción de que mostrar, enseñar"...
Ese pensamiento fue muy fuerte todo el primer mes, todos los dias, pensamientos de culpa, de no saber que estaba haciendo en un colegio, etc.. etc...

Luego vinieron los primeros viajes. El primer viaje que realicé fue a la ciudad de Poitiers, capital del departamento de Poitou Charentes, y sede de la Academia de Poitiers, de donde dependen nuestros establecimientos educativos. En Poitiers se realizó la jornada de capacitación para asistentes de idioma extranjero, y tuve la oportunidad de conocer jóvenes asistentes de toda Latinoamérica, de España, de Alemania, India, etc.
Posterior a Poitiers, llegaron las vacaciones de octubre, donde tuve la oportunidad de viajar a las ciudades de Nantes y La Rochelle, ambas con riquísima historia desde la época Galo Romana, pasando por la Edad Media y el Renacimiento, etc.
Hice muchos amigos en estos viajes, gente con la que me tocó compartir noches con cervezas y buenas charlas, bromas, cultura de Alemania, Chile, Paraguay, El Salvador, Francia... hablar otros idiomas, en fin, el sueño de mi vida: aprender otro mundo. Abrir mi visión hacia afuera y aprender que más hay.

Ahora, lo mas importante. Yo.


Casi a dos meses de haber llegado y de estar un poco más calmado, acostumbrándome un poco más a mi vida aqui, me voy quitando el velo del miedo al difícil proceso que ha implicado semejante cambio, para poder sacar algunas conclusiones que puedan ayudarme a poner mis ideas un poco más claras:

Extraño todos los días a mi mamá, a mi papá, a mis hermanos. Las primeras semanas fueron muy difíciles y me invadía un sentimiento indescriptible de agobio, tenía que tranquilizarme a la fuerza para no desesperarme ante la idea de la distancia. El hecho de saber que esto es temporal fue un gran aliciente, algo que mitigó mi dolor a la separación, debo confesar, que esto se lo debo a mi sicóloga que me brindó las herramientas para lidiar con el cambio.
Este viaje SÍ TIENE un significado, y MUY importante. Por que aquí vine a descubrirme  A MÍ MISMO, y a medir mi capacidad de hacer frente a las cosas, en situaciones muy extremas, como por ejemplo: tomar un avión yo solo, ir a una ciudad yo solo, hablar con extranjeros en un idioma al que no estoy habituado, tratar de defenderme con las armas que poseo...
Vine a darme cuenta que la vida pasa en el momento presente. He cumplido aquí, 29 años. Ya soy arquitecto, ahora trabajo como auxiliar de la educación en un colegio y liceo franceses, y estoy lejos de mi familia. Y al volver a mi país, me tocará comenzar todo de vuelta.
Debo decidir que voy a hacer de mi vida. Pero debo decidirlo con la cabeza fría. Y también debo darme cuenta que debo vivir la vida que YO quiero vivir, diseñando todos los días con mucho amor y con paciencia para conmigo mismo, el plan que quiero vivir. Sin miedo al que dirá la gente si así decido tener pareja o no. Al final del día, quien se acuesta conmigo, siempre seré yo, y soy yo a quien deberé soportar hasta que me muera.
Este viaje me sirve para conocer mis miedos, y reconocerlos todos los días, abrir los ojos, diseñar mi vida, desde la emoción de lo desconocido. Por que en realidad, no podemos dar por sentado absolutamente nada. Así como hoy amanecemos aquí, quién sabe dónde amaneceremos el día de mañana.
En realidad, no vine a enseñar español. Vine a descubrirme a mí mismo. Vine a buscarme a mí. Vine a descubrir mi vida, por primera vez. Vine a ver de qué soy capáz, y cuál es la vida que quiero vivir finalmente. A mi vuelta a Paraguay, debo llevar unos planos. Debo llevar un proyecto. El diseño de la vida que quiero vivir, de hecho, vivir desde ahora, mi vida.

Y finalmente, cierro esta madrugada concluyendo:
que es bueno abrir los ojos y darse cuenta. Tenemos una gran oportunidad en nuestras manos: se llama "momento presente". La vida pasa muy rápido y tenemos que tomar con todas nuestras fuerzas, ese momento único que se nos regala, para hacer de nuestras vidas, de nosotros mismos, algo realmente grande y significante, que pueda dejar huellas, y por supuesto, dejar el mundo mejor de como lo encontramos cuando llegamos.
El propósito de esta vida es ser felices, así como somos. Sin importar razas, religiones, sexualidad, o cualquier otra etiqueta. Solo podemos vivir en un mundo mejor, solo podemos hacer a otros felices, si nosotros somos mejores,  si nosotros somos felices, amándonos loca e incondicionalmente.

Hoy, abro los ojos.


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