martes, 7 de diciembre de 2010

Y Quien soy yo sin Tí?


Desde el principio de la creación me has amado y tu llama ha ardido en el fondo de mi corazón.

Te he buscado día y noche, y en las tinieblas de tu ausencia he caminado sin cesar


Cuantas veces me he sentido solo y abandonado, creyendo que no merecía amor alguno y que estaba abandonado.


Que debería hacer yo en mi miseria? Que camino habría de tomar, sintiéndome tan vacio y ausente de ti, Señor?


Cuanto amor puedes tu sentir por esta criatura insignificante que soy?


Cuantos milagros puedes tu hacer por este tu hijo que no te merece?


Mi alma ha visto la luz con tu amor desde siempre. Necesito de tu luz y tu afecto mi Dios, para entregarte toda mi existencia de una vez y para siempre, para sentirme contenido por toda la plenitud con tu cariño inmenso e infinito, todos los días de mi vida, cada segundo, para siempre.


Por qué me elegiste? Que puede mi alma pequeña regalarte, que se compare con tu grandeza? Absolutamente nada. Pero justamente, ese nada que soy, es lo que elegiste para algo.


Seguir la voz de mi corazón… de una forma sincera y madura es lo que quiero mi Dios, para poder decirte que sí, abrazarme fuerte a tu luz, para que fuertemente me dedique a tu servicio y en él pueda encontrar la plenitud de mi vida.

Hay que ser fuertes, me dices, pero esa fortaleza la encontraremos sólo en Ti, en tu amor que mueve y transforma la faz de la tierra, hace florecer las flores, renacer el día, amar al hermano, y saber que esto es verdad.



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