lunes, 3 de enero de 2011

La Divina Misericordia, esta vez, en Mi alma.




No deja de sorprenderme como los acontecimientos más inexplicables son desarrollados por la gracia de Dios, que siempre atiende el clamor de sus hijos.
Es una maravilla inexplicable, "insondable" el misterio de amor de Dios para sus hijos, y nunca va a bastar las palabras que mi boca pueda expresar, para alabar el milagro de lo infinito y total que nuestro Padre ES.
Es una maravilla, por su intercesión, ver a familias reunidas, heridas sanando, felicidad invadiendo, Luz iluminando senderos, transformando la vida, y dotando a todo de un nuevo significado.
Dios es la magnitud de lo infinito, la belleza del misterio, la emoción de lo desconocido, y la contención de toda existencia.
Sin duda, la gracia de nuestro Señor actúa con mano firme cuando llega el momento, y solo el amor de Dios puede saciar esa sed de paz que nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestro espíritu buscan. Por Dios somos redimidos y enaltecidos, al punto de elevarnos a estratos de Pureza y Amor eternos.
No puedo desconocer, que la vida muchas veces presenta situaciones muy duras, en donde permanecemos estancados en largos procesos que nos enseñan, a través del dolor, el verdadero sentido de nuestras vidas.
Hay algo muy hermoso que hace un tiempo experimenté, y siempre que lo vuelvo a hacer, experimento la misma sensación...
Frente a la imagen de la Misericordia Divina, me arrodillé a pedir a Dios, a través de su hijo Jesucristo, que acuda a mi llamado, a mi súplica, a mis lamentos. Cuando mi corazón ya cansado no puede continuar, y la lucha ya ha perdido el sentido... no hice mas que implorar el amor de esos ojos que siempre me miran con un amor incomparable... Pues conozco mi miseria, y dentro de ella, me reconozco tan débil... frágil como una hoja..
El poder de Dios es tan grande.. que su Misericordia nunca tarda, se manifiesta al instante, en el momento de la súplica, mis lágrimas ya son consoladas, y su Hombro me contiene, su Luz me inunda de amor, y su Obra me deja siempre maravillado.
Por ello, en esta vida, en mi vida, he sido testigo de la maravilla de la obra de Dios en mi corazon, en mi alma, y puedo decir, que he experimentado la Misericordia de Dios, así como Santa Faustina, esta vez, en mi alma.

2 comentarios:

  1. Hermoso, amigo, gracias por compartirlo, la gracia que procede de los rayos de misericordia de Jesús, te sigan iluminando. Abrazos.

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  2. Muy linda reflexion amigo gracias por compartir algo muy personal, agradesco a dios por a verte puesto en mi camino, que dios te cuide y te protega con su manto celestial. te mando un gran abrazo PAZ Y BIEN

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