
Capitulo 1:
¡Él está, reconócelo, acéptalo!
El amor de Cristo se manifiesta en nuestras vidas de diversas formas, es solo que con el pasar de los días, los “problemas” que muchas veces nos inventamos nos enceguecen la “vista”, impidiéndonos visualizar la salida.
Antes que nada, ante las circunstancias adversas (peleas, malos negocios, malos exámenes, extravío de cosas, por ejemplo) nunca debemos bloquear esa visión de la “salida”. Nunca debemos abatirnos y decir “todo me sale mal”… Al decretar “que todo te sale mal” en realidad lo que haces es afirmar que no quieres otra cosa sino que todo lo que te suceda a partir de ese momento será malo para ti.
Una vez planteada la circunstancia adversa hay que hacer lo posible por mantener la calma y pensar en lo que realmente nos trae paz (puede ser el recuerdo de algo hermoso o algún momento que disfrutamos con la familia o los amigos) y tomarse un tiempo para que la mala vibración de ese acontecimiento no pueda penetrar en tus pensamientos, convirtiéndolos en negativismo, que sólo terminará deprimiéndote trayendo a la mente cosas tristes y fatalistas.
Para que tengas en cuenta: en el momento en que se te plantea una circunstancia “adversa”, de lo primero que te olvidas es DE TI MISMO, olvidándote que incluso en ese momento tienes vida, respiras, a lo mejor tienes familiares en tu hogar, alguna mascota que espera tu caricia cuando llegues a casa, una esposa, madre, padre, un hijo que te ama, una novia que te ama, en ese momento te olvidas que hay un día espléndido que por más problemas, sigue brillando. Nada es definitivo en esta vida, solo EL AMOR que seas capaz de dar, para ti y los demás.
Las circunstancias “adversas” o los “problemas” que se aparecen conforme transitamos por la vida no son más que lecciones que debemos aprender a sortear, aprender a manejar, a afrontar y a vencer para finalmente Triunfar. Hemos sido creados a imagen de un Cristo que todo lo puede, así también nosotros tenemos la capacidad de transformar toda desarmonía manifestada, en BIEN, para nosotros y los demás.
La primera cosa que hacemos al despertarnos, muchas veces, es dar un largo respiro para meter la mayor cantidad de aire en los pulmones. Es ahí que Dios nos derrama su bendición para que comencemos nuestro nuevo día irradiando su LUZ y amor tanto para nosotros mismos como para los demás.
Es por eso que no debemos agobiarnos cuando algo no sale como lo esperamos, quizá se toma un poco más de tiempo que eso que queremos se manifieste, siempre que sea perfecto para nuestro bien y el de nuestro hermano. Si no lo es, si sólo pedimos algo por nuestro mero orgullo o por pretender cosas vanas sin sentido para nuestra vida realmente, entonces estamos errando el objetivo de la felicidad. En realidad la felicidad no se puede definir concretamente. Pero para acercar una idea, la felicidad se “siente” cuando sentimos una satisfacción por algo que realmente nos llena, sincera y honestamente el corazón. La felicidad es un sentimiento para el cual hay que prepararse, ejercitarse, siendo honestos con lo que queremos para nosotros (de verdad) y para con nuestro hermano.
La irradiación del sol en la mañana soleada, la lluvia mansa, el camino que recorremos para ir al trabajo o la escuela, el mundo está impregnado de la PRESENCIA que hace todo más brillante, más divino, mágico, de un matiz diferente. El amanecer de un nuevo día, el atardecer, el aire que respiramos, nuestro cuerpo, la salud, la persona que está a nuestro lado, todos estos motivos son por los que debemos, honestamente, dar gracias. Y son la manifestación de que Dios existe, y está en nuestra vida en forma de energía Renovadora, refrescante, revitalizante y regeneradora, capaz de amar y perdonar hasta el infinito, incluso aún más allá, donde sólo el amor puede llegar.
Así que cuando un “problema” se manifieste, acuérdate de tu “PRIMERA MANIFESTACION”: TÚ!! Tú eres la primera manifestación de la VIDA! Y tú eres la primera manifestación de DIOS que es VIDA en ti y en todo lo que te rodea. Todo tiene VIDA, pues todo en esta tierra pasajera es inspiración de DIOS.