miércoles, 3 de agosto de 2016

"Poco tiempo para irme"

Será que lo haré bien?
Será que lo hice bien?
He llegado a ese momento de la vida en el que toca madurar. Toca crecer. Toca ser fuerte y mirar hacia adelante.
Las fichas van cayendo, frase que utilizamos para describir cuando nos vamos dando cuenta de la realidad.
Y la realidad? Qué es? No es más que  el eterno presente. Sin pasado, y sin futuro. La realidad es lo que es.
Sé que no aproveché las infinitas oportunidades que tuve en frente. Quizás por el miedo. Miedo a que?
Pues, no lo sé.
Quizás sea una señal. Gracias Jodorowsky!
Es una gran paradoja. Lo que más quise en la vida, luego de la Universidad, era conocer Francia, Europa, todos esos lugares que soñaba en mi época de estudiante de arquitectura. Conocer ciudades con mucha historia, edificios con cientos de años, viajar a través de la mente y del espacio, y ser feliz… y por otro lado, el miedo a dejarlo todo por seguir ese loco sueño. El sueño que fue mi motor por tantos años.
Finalmente todo se va dando. Viajo en poco mas de mes y medio.
Dejo familia (papá, mamá, hermana, hermano, sobrinos…) dejo un trabajo en el que no soy del todo feliz, pero amo a mis jefes y mis compañeros, otra paradoja. Quizas por que aun Fabian debe madurar la realidad. La realidad. Esa que niego a veces. Que acepto a veces.
Siento como que apenas tuve tiempo para superar el dolor del año pasado, y la vida me pone de vuelta en la gran encrucijada: irme.
Irme de vuelta. Pero esta vez, mucho más lejos.
Dejar atrás toda mi vida, toda mi historia hasta hoy: amores, desamores, rencores, miedos viejos, gente que conocí, la tierra que nací, el calor del hogar, los problemas económicos, la calidez del sol paraguayo, su gente, su suciedad, su inseguridad, sus corruptos y santos.
Dejo todo y me voy.
A encontrarme conmigo mismo?
Es necesario dejar todo esto para encontrarme conmigo mismo? Que significa para Fabian esta nueva etapa?
Definitivamente NO LO SE. No se lo que va a pasar. Ya tengo pasaje y solo sé que en setiembre voy a estar en Francia y viviré por un término de siete meses. Que conoceré gente nueva, que seguramente recorreré los sitios de mis sueños, aquellos lugares que solo escuché, leí en libros, vi en internet, me enseñaron los profesores, y un sinfín de etcéteras.
Solo se: que se trata de mi sueño, haciéndose realidad.
A veces siento un extraño vacío, un sentimiento de remordimiento quizás?
Será que Fabián está siendo demasiado ególatra? Y que hay de la familia que queda aquí en Paraguay?
Poco tiempo para irme. Yo pensando de vuelta en el futuro, sin pensar en lo único que tengo: el presente.
Me cuesta amar a mis padres sin sentir cierta rabia. Rabia por que se dejaron ganar. Se dejan vencer. Será que realmente soy yo quien se deja vencer por esos sentimientos? Quizás si. Quisiera besarlos y amarlos tal como son, sin tratar que cambien. Será que me voy lejos, para medir mi amor por ellos?
Y en general, mi amor hacia la vida, y lo que Fabián quiere y espera de ella, y lo que está dispuesto a hacer por ella. Fabián se da cuenta que el tiempo va pasando y ya no tiene 22 años, cuando comenzó su gran aventura.
Ciertamente han pasado los años y con ellos, muchas experiencias que marcaron mi vida de tantas formas, en tantas formas.
Preguntando a mi sicóloga acerca del duelo, ella me dijo cuanto sigue: “El duelo se lleva adelante, cuando nos enfrentamos ante la pérdida total”.
Y yo tengo a mi familia conmigo. No los he perdido, por lo tanto, no hay duelo. Pero sí, desapego. Y corte de cordón umbilical. Yo necesito cortar el cordón umbilical para ser quien debo ser, para ser realmente Fabián, con todas las letras. Y madurar, por supuesto.
También me dijo, que a veces sucede que hacemos el duelo cuando terminamos una relación sentimental, y la pareja se va para siempre. Pero a veces, cuando la pareja regresa, es cuando NO hubo duelo.
Yo tuve duelo, por la última persona que amé. Y definitivamente, es muy diferente a como era antes.
Fue elección mía. Estuvo bien? O No? Quizás hubiera funcionado? No lo se. Lo que está destinado a ser, será. En este caso, no fue.
Y eso está bien.
De cualquier manera, también dejo eso.
Dejo mi casa, mi hogar. Mi auto, mi cama, mis amigos, mis hermanos, padres, pertenencias (gran parte). Dejo todos los sentimientos que de alguna manera me vinculan a Paraguay, y a Asunción de mis amores. Dejo eso y mucho más. En pro de nuevas experiencias que enriquezcan mi vida. Exactamente, no tengo ninguna garantía, sólo la que me otorga la Fe en ese Ser Superior, en mi Dios, que guía mis pasos.
Pero creo que ese proceso de dejar, ya comenzó mucho antes de setiembre, ya comenzó ahora. Cerrar capítulos, trabajos pendientes, reuniones, citas, meriendas que quedaron por realizarse, es como que todo me urge últimamente, no hay tiempo. Hay que trabajar mucho para ahorrar algo de dinero para llevar.
No tengo ninguna garantía, apuesto todas mis cartas y entrego todas mis riquezas materiales. Llevo solamente una cosa: un baúl lleno de mí, y otro baúl lleno de vacío, para cargar de nuevas experiencias, nuevos presentes, nuevos futuros.
Solamente Dios sabe cómo voy a extrañar a mis sobrinos, a mis niños, los que me mueven el espíritu de maneras indescriptibles. Solo Dios sabe como he de extrañar a mi papá, quien me enseñó a ser un buen hombre. A mi mamá, que me enseñó el amor incondicional, la dadora de vida. A mi hermano, que me defiende con su amor y su cariño. Y a mi hermana, parte de mi alma, mi compañera de vida, mi compañera de camino.
Solo Dios sabe cuánto amo lo que tengo, y me gustaría poder decir a mi familia cuanto los amo, más a menudo, creo que el tiempo que me queda lo haré con más frecuencia.
Quiero disfrutar estos últimos días, agradecer a la vida todo lo que ella me dio, tanto y más.
Quiero agradecer a la vida, toda la abundancia, la gracia, la desdicha y las dificultades.
Queda poco tiempo para irme. Pero ya estoy listo para partir.


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