Hace unos diez años comencé este blog a manera de diario personal, juntamente con cambios a nivel interno y espiritual. Con el transcurrir de los años, simplemente plasmo aspectos de mi transitar por esta vida.
Desde el principio de la creación me has amado y tu llama ha ardido en el fondo de mi corazón.
Te he buscado día y noche, y en las tinieblas de tu ausencia he caminado sin cesar
Cuantas veces me he sentido solo y abandonado, creyendo que no merecía amor alguno y que estaba abandonado.
Que debería hacer yo en mi miseria? Que camino habría de tomar, sintiéndome tan vacio y ausente de ti, Señor?
Cuanto amor puedes tu sentir por esta criatura insignificante que soy?
Cuantos milagros puedes tu hacer por este tu hijo que no te merece?
Mi alma ha visto la luz con tu amor desde siempre. Necesito de tu luz y tu afecto mi Dios, para entregarte toda mi existencia de una vez y para siempre, para sentirme contenido por toda la plenitud con tu cariño inmenso e infinito, todos los días de mi vida, cada segundo, para siempre.
Por qué me elegiste? Que puede mi alma pequeña regalarte, que se compare con tu grandeza? Absolutamente nada. Pero justamente, ese nada que soy, es lo que elegiste para algo.
Seguir la voz de mi corazón… de una forma sincera y madura es lo que quiero mi Dios, para poder decirte que sí, abrazarme fuerte a tu luz, para que fuertemente me dedique a tu servicio y en él pueda encontrar la plenitud de mi vida.
Hay que ser fuertes, me dices, pero esa fortaleza la encontraremos sólo en Ti, en tu amor que mueve y transforma la faz de la tierra, hace florecer las flores, renacer el día, amar al hermano, y saber que esto es verdad.
Quien es, o qué es lo que realmente da sentido a nuestras vidas?
De un tiempo a esta parte me he venido haciendo esta pregunta. El verdadero valor de las cosas, la esencia de nuestra existencia.
Cuando Dios toca nuestro corazón, nuestra vida se abre a un nuevo horizonte: ha comenzado el cambio. Pero a su vez, ¿cómo es que Dios toca nuestro corazón, al punto de transformar nuestra existencia?
Hay experiencias en la vida que marcan una gran transición dentro de ella, que delimitan las fronteras entre nuestra infancia, para luego desarrollarse la adolescencia, luego la etapa madura: la juventud y la adultez. Estas etapas, felices y tristes, forman parte del registro de nuestra existencia, como un gran archivador de las memorias, donde podemos recorrer nuestra vida.
Cuando Dios toca a nuestro corazón, hace un llamado a nuestra historia, a ver como somos, que somos, que talentos tenemos… y nos ofrece algo. Un regalo.
Nos ofrece la oportunidad de VIVIR UNA NUEVA VIDA. Una nueva etapa. Llegado ese momento, nos encontramos ante una situación de la vida en la que debemos pararnos frente al espejo, y mirarnos a los ojos, para finalmente reconocer aquella valiosa persona que Dios ama, a pesar de las victorias y derrotas, de las risas y las lágrimas. Dios ha amado nuestra historia desde el momento de nuestra creación, y llegado el momento, (valiéndose de los medios más sencillos, como el consejo de un amigo, un “encuentro excepcional” con alguien, una llamada, un acontecimiento, ect..) El nos pide que le dejemos entrar a nuestro corazón, para lo que debemos estar atentos, y escuchar esa voz interior que nos va a indicar de qué manera actuar.
Dios llega y transforma los corazones, pero no a través de grandes cosas, sino de lo cotidiano de la vida, con el milagro de un nuevo día. Llega y toca nuestros corazones por que El reconoce el verdadero valor que tiene nuestra existencia y quiere nuestra completa felicidad, felicidad que solo puede ser plena, en la medida que nuestro corazón se abra hacia su amor y abrace su espíritu de unidad, espíritu que sostiene todas las cosas de la vida.
Nuestra historia para Dios es muy grande, es importante pues eso es lo que nos hace a cada uno, un ser especial, un ser “único e irrepetible”, que puede contar a través de sus experiencias, cómo Dios ha tocado, llamado a su corazón. Tu puedes ser el protagonista de esta historia de amor y transmutación, en la medida que le permitas a Él entrar en tu vida, incorporándole a Él en todas las cosas. Cuando reconocemos que EL sostiene el universo, se nos hace imposible concebir un mundo ausente de Cristo.
Lastimosamente, hemos de reconocer que este Mundo da la espalda a Dios, olvidando las enseñanzas de amor, perdón y misericordia para con nosotros mismos y con nuestro hermano, creando divisiones y lastimando, distanciando y dividiendo. Por ello, en la medida que nuestra respuesta al llamado de Dios sea honesta y transparente, podremos recuperar el diálogo permanente con Él, y unificar nuestras existencias en el verdadero amor divino, único capaz de armonizar a todo el universo.
Abrir el corazón a Dios es una tarea que debe realizarse con cariño, todos los días. Debemos ejercitarnos en el amor, en el perdón y la compasión, de modo a mirar con ojos de Cristo a toda la creación y elevarnos por sobre las condiciones de esta tierra que está tan atada al dolor y el sufrimiento. No es sino en la medida que nos reconozcamos humildes y pequeños, que podremos reconocer la grandeza del amor de Dios que transforma todas las cosas.
Queridos hermanos, el amor de Dios es lo único que da razón de ser a todas las cosas. Por el amor de Dios la vida es posible y se sostiene, y tenemos un aliento de vida que nos impulsa a seguir caminando. Por el amor de Dios, en nuestro interior existe esa voz que nos dice que debemos continuar, a pesar del dolor. El amor de Dios sostiene el funcionamiento del Universo, contiene todas las maravillas de esta tierra y da plenitud a los sentimientos más puros que pueden existir. El amor de Dios es la razón de nuestras vidas, pues no fue sino por amor que EL sintió por nosotros, que tuvimos la vida.
Cuando te encuentres un día, frente al espejo, haciéndote esta pregunta... ¿Cuál es el sentido de mi vida? Recuerda que hay Alguien que te conoce y está más cerca de ti “que tu propia respiración”, que te ha amado desde antes que existieras, que ama lo que eres, tal cual, que te reconoce valioso y tiene un plan de amor y perfección para tu vida, y recuerda también, que el único sentido que tiene la vida, tiene su punto de partida y llegada en el amor de Dios. Por el amor de Dios damos, creamos, recibimos, cantamos, gozamos, llegamos, oramos, amamos, perdonamos, lloramos, reímos, alabamos, creemos, esperamos. El amor de Dios es la certeza que nuestra existencia tiene un objeto, y que el desafío está en creer en ello y luchar, siempre luchar por encontrar nuestro camino, siempre al lado de Cristo.
No hubo ni hay persona que haya amado más en la historia, que Cristo, manifestación pura del amor de Dios.
Cuando mires al cielo, y preguntes cuál es el sentido de la vida… hay alguien que te está amando en ese preciso instante, y por ese amor, la vida tiene razón de ser.
El amor es la razón de la existencia de todas las cosas.
El amor, es la plenitud del encuentro con Cristo.
Quirero agradecer a dos personas que me ayudaron a reconocerme y reconocer a Cristo en mi vida: Yeruti y el Hno Tomás. Dios los puso en el momento preciso para que pueda reconocer el valor de mi vida y la potencia de su llamado al amor. Dios los bendiga por siempre. Gracias tambien, a mi familia, por estar siempre a mi lado. Y a mis grandes amigos, a quienes quiero, doy gracias a Dios por la vida de cada uno de ellos. Bendita sea la vida.
A veces es necesario parar. Es necesaria una pausa para reflexionar y pensar. Para aprender a ver las cosas con la verdad, para reconocer el valor de nuestras vidas, de la importancia de nuestra `presencia en la tierra.
Es importante a veces detenerse para crecer. Para aprender a amar. Para olvidar y seguir. Y recordar con cariño el pasado, pues es terreno de Dios el tiempo, el ayer, hoy y mañana.
A veces es importante sentarse en la vereda y pensar, en meditar. Empezar a escuchar el sonido de las hojas. Es importante detenerse a observar a las personas, a comunicarse interiormente con ellas, a sentir sus sentimientos, a comprenderlas, valorarlas.
A veces es importante (muy importante) aprender a hacer silencio en nuestras vidas. Ese silencio infinito en donde Dios nos habla, y nos cuenta de su amor. Es importante también sentirlo, y manifestarlo en cada poro de nuestra piel.
Es importante a veces parar… y mirar nuestra vida. Lo que somos, nuestros anhelos, metas. Lo que ya hemos pasado, las alegrías y llantos, los malos y buenos momentos. Y sabes lo que creo más importante? Agradecer. Es importante agradecer. Pues nunca estuvimos solos y es Dios quien estuvo caminando a nuestro lado todo este tiempo. Fue el quien nos sostuvo en momentos difíciles, y fue Dios quien nos susurraba amoroso: “tu puedes… continúa.. fuerza!” Es importante reconocer el camino recorrido, y ver que en nuestro andar dejamos una huella, las experiencias de la vida nos ayundan a crecer paso a paso, a darnos cuenta del valor de las cosas y buscar de vuelta la esencia.. muy en el fondo de nuestro corazón guardamos un gran tesoro, y llegado el momento, nos ponemos a la búsqueda del mismo. Es importante entonces, para ello, hacer una pausa y pensar en nuestra vida. Ver qué cosas han valido la pena y que cosas no tanto, y establecer nuevas prioridades, mejorarnos como personas en el amor y la caridad, en la entrega y el servicio para con nosotros y con los demás, pues es de esa manera que manifestamos esa presencia de Cristo que camina a nuestro lado: en el grado de misericordia para con el hermano/a que necesita. Y por ultimo… es importante.. CONTINUAR. Continuar a pesar de todo. Continuar a pesar del dolor, de la tristeza. De la pobreza y la soledad. Es importante continuar caminando por ese fuego que es el amor de Dios. A pesar de las dificultades y el cansancio extremo, sigue caminando! Ánimo! Nunca te detengas. Por mas duro que se torne el camino, y el cansancio te consuma, sigue caminando.
Es Dios el único que te sostendrá cuando en esos momentos del camino ya tus pies no puedan avanzar más.. no por que no quieras a lo mejor, quizás las fuerzas físicas ya no te permitan seguir el camino. Pero ahí Dios manifiesta su poder infinito y te llena de gracia y luz, dando nuevo impulso y regenerando tu existencia.
El caminar es duro, pero si confiamos en Cristo, todo se hace mas llevadero y tenemos la certeza que llegaremos a casa, al final de la jornada.
Y esa es la dicha de quien mira la vida con ojos del amor de Dios: tiene en el fondo de su corazón la certeza que Dios no lo abandona y es Él la energía que le renueva las fuerzas para seguir el camino.
Amigo, sigue caminando, sigue. No te detengas. A pesar de todo. Porque caminas con Cristo y tu sed siempre es atendida, y tu clamor siempre es escuchado, por la divina Misericordia de nuestro padre que ama sin medidas a toda su creación.
Detente un momento en tu vida, y mira tu historia. Toma impulso y una bocanada de aire fresco, y mira al futuro con emoción y optimismo, y en nombre de Dios: DA EL SIGUIENTE PASO.
Entregarme con el corazón a tu amor es a lo que me llamas.
Infinita gracia que emana del amor de Dios que está presente en todo y en todos nos invita al amor.
Qué es el amor?
Han experimentado alguna vez el amor de Dios?
Escribo estas líneas llorando de emoción, al ver que Cristo ha hecho maravillas en mi vida y las sigue haciendo, y en la mente humana no puede caber la idea de un Dios que actúa de semejante manera, y que realmente, es Dios quien da vida a todas las cosas, transforma las condiciones más extremas, levanta a los muertos, hace renacer las flores, da vista a los ciegos y alma a los desalmados, con su amor muestra su verdadero poder y sana las almas heridas por ausencia de esto que hoy podemos conocer por EL AMOR.
Señores, el amor es lo más grande que puede existir en el planeta. Es la fuerza más maravillosa que transforma todas las cosas, por el amor nace una criatura, por amor sale el sol todos los días y podemos ver a quienes amamos despertar... y recordar con cariño a aquellos que ya no están.
Por amor podemos levantarnos y sonreír. Por amor podemos compartir todos los días con personas que nos acompañan en la aventura de la vida. El amor nos resucita sin importar nuestro pasado y el tamaño de nuestras heridas. El amor es un sentimiento que sana, tiene ese poder sanador que ninguna ciencia puede concebir, el amor hace que podamos expresar a través de un abrazo, todo el amor que tenemos dentro, para con nuestros animales, con nuestros amigos, nuestro papá o nuestra mamá… con nuestros hermanos...
Por medio del amor podemos continuar, por medio del amor podemos aferrarnos a eso que queremos y necesitamos DE VERDAD: Hacer todos los días aquello a lo que vinimos a hacer en la tierra. Por medio del amor ya no tenemos miedo, levantamos nuestros ojos y vemos las maravillas del universo que es creación de Dios, y no nos queda más que sentir su infinita gracia para con nosotros.
Queridos hermanos. Por amor, Jesús aceptó morir en una cruz que El no merecía. Y aceptó la misión que su papá Dios le dio, muy a pesar que tuvo miedo de morir, lo hizo también para que nosotros podamos vivir, para que merezcamos la vida, con su muerte, la mayor muestra de amor fue posible para toda la humanidad. Porque Jesús dio su vida hoy yo puedo estar aquí, y ser testimonio, con mi vida, de las maravillas que ese amor ha hecho en mi vida, y que también quiere hacer en la tuya. Pero quién soy yo para merecerme tanto amor? Tanto amor ha tenido Dios hacia la humanidad que no se cansa de derramarnos su perdón y su amor, todos los días de nuestra vida.
Hermanos, ese amor, es un amor vivo, potente y actuante, está más que vivo, está en cada uno de nosotros, es una fuerza que se mueve en todas las cosas de la vida, se manifiesta con mucha fuerza en nuestro espíritu de modo a que nosotros podamos sentirlo, muy a pesar que nos demos cuenta, es algo que no lo podemos explicar, pero sabemos que está ahí.
Ese amor nos dice que estamos a salvo en cada segundo, que estamos contenidos en su presencia y ese amor nos cuida. Por su amor no estamos desamparados y su Luz es el que guía nuestro camino hacia una verdadera felicidad. Cuando todo se cae, ese amor nos sostiene y cada día nos hace más fuertes, pues esa presencia es más fuerte que nosotros, y cuando aprendemos a ver y apreciar realmente la magnitud de la entrega de Cristo para con nosotros, nos sentimos poderosos, en Él que hace bien todas las cosas.
El amor, es la manifestación más grande que podemos tener de la presencia de Dios en todas las cosas de la vida. El amor de Dios se manifiesta en lo más sencillo, en la naturaleza, en la sonrisa, en el abrazo, en la música del corazón, en la luz, en las estrellas.
Por este amor, Dios nos llama a convertir nuestras vidas al servicio a los demás, en las cosas pequeñas. Transformar nuestras vidas por amor a Dios es la señal de gratitud más grande que podemos dar a Él, haciendo ese cambio entre el viejo corazón y el nuevo, lleno de plenitud en y por amor. Dios nos llama a imitar la imagen de Jesucristo, de amor y piedad para con aquellos que nos necesitan, desde nuestra familia y los amigos, hasta con los demás con quien nos toque vivir un día, y todos los días.
Cuál es el fin del amor?
Es renacer. Renacer y ser verdaderamente nuevos, para así crear un mundo nuevo, en la gracia del amor que sostiene la vida de quienes buscan la verdad.
Por ello, el amor es muy importante en todas las cosas de nuestra vida, el amor es nuestra oportunidad de volver a nacer, de ser mejores personas, de poder ofrecer al mundo lo que somos y hacerlo con la mayor fuerza que tenemos, que solo parte del amor que sintamos por Dios, que finalmente es el motor de todo. El amor, lo es todo.
Y todo, lo es Dios.
El amor es algo que no tiene definición.
Podríamos acercarnos diciendo que es un sentimiento que nos lleva a pensar y cometer cosas buenas, buscando el bien de otra persona u otra cosa. Pero el amor es en verdad mucho más que esto. Podemos más bien decir, que el amor es la medida de la entrega por buscar la felicidad de otra persona, es entregarse por otra persona, para que ésta pueda elevarse a nuevos niveles de felicidad, por medio de nuestro afecto. El amor es infinito, sin horizonte. El amor traspasa todas las barreras conocidas, y no termina nunca. El amor es la sangre de Cristo en la cruz. El amor es el silencio de nuestro interior sintiendo su presencia eterna consolándonos en nuestra soledad. El amor es ese consejo que te llega cuando te sientes abatido, esa ayuda que no esperabas, es el amor de Dios, actuando en tu vida. Por eso decía que el amor no tiene fin, no tiene hora ni fecha. Llega y se queda, y nos hace nuevos. El amor es grande y potente, suave y tierno. Es un hijo. Es un amigo. ÉSE ES EL AMOR
Te diste cuenta de cuán grande es el amor? Y que no existe definición humana para un sentimiento tan divino como ese. El verdadero desafío al que te invito es a que descubras ese amor. Ese amor que no lo vas a encontrar en los preceptos y las reglas, en las normas y las obligaciones. El amor te lleva a volar y a soñar. A Ser y sentir, tan libre como las aves. Si quieres saber el amor, debes atreverte a descubrirlo cada día, en lo más profundo de tu corazón. Es una aventura que transforma nuestra manera de ver las cosas, de ver la vida, pues cuando nos ponemos los ojos de Dios, podemos encontrar la razón de ser de todas las cosas, desde el amor, que no tiene definición, pero sí, una MANIFESTACIÓN.
Hermanos, el amor se manifiesta, se demuestra, con actos, concretos. Tal es así que Jesús es la manifestación viva del amor perfecto de Dios. El amor es el amor, lo único que quedará cuando todo se vaya, cuando todo acabe.
Descubrir el amor es descubrir a Dios en el prójimo, y en uno mismo.
“El amor, lo es todo.
Y todo, lo es Dios.”
Como el sol al amanecer, se derrama sobre toda la tierra, así el amor de Dios se derrama sobre su creación.
Cultivar el espíritu implica una decisión de vida, en la que maduros escogemos el camino de la libertad, donde lo esencial se vuelve parte de nuestra estructura vital, donde lo demás (lo superfluo) ya no tiene mayor preponderancia.
Pero para ello, el cultivar el espíritu requiere de mucho ejercicio espiritual, requiere disciplina y el aferrarse a una fuerza mayor a la nuestra, donde las ganas que tengamos sea (o se remita) a una motivación que nos lleve a hacer las cosas con AMOR.
El amor es el ingrediente más importante de todo. En la medida que agreguemos el amor a nuestro trabajo diario, encontraremos las mayores satisfacciones que se manifiestan en lo pequeño (pero grande para nuestro espíritu).
Pero es importante siempre, encontrar también, los mecanismos para entrar en un estado de reflexión acerca de todas las cosas que nos suceden a diario: el trabajo, el estudio, las relaciones. Y por sobre todo, debemos ser lo suficientemente maduros para hacernos la pregunta:¿Quién soy yo? Que es lo que busco? A donde voy?
Cultivar el espíritu es un arte que requiere ENTREGA. La entrega a una fuerza superior que nos va a dar el impulso necesario para seguir adelante con nuestra misión en la tierra. Cultivar el espíritu significa reconocer que nuestras fuerzas son limitadas y que nos debemos a ese ser superior que puede hacer mejor todas las cosas, y que nos debemos a Él, en cuerpo y alma. También implica una gran responsabilidad pues al desarrollar cierta madurez, uno debe aplicar lo que va aprendiendo en el camino, conforme su vida se va moldeando en base a las experiencias diarias y los desafíos de cada jornada.
Cómo cultivar el espíritu?
Una fuerza interior inexplicable nace del fondo del corazón del ser humano. Una sed inexplicable, de beber de una fuente infinita e inagotable, que le provea de luz y fuerza. El día a día nos plantea la misión de enfrentar con optimismo y fe aquello a lo que fuimos llamados a realizar, tanto en nuestro ambiente familiar como con el resto de la sociedad, pero para estar preparados realmente hace falta un alimento básico. Imagínate que salgas todos los días de tu casa sin desayunar, no almuerces, y al llegar cansado a tu casa, no cenes… tendrás la suficiente energía para seguir enfrentando y realizando las actividades que diariamente la sociedad y tu propia estructura de necesidades te plantea? No lo creo.
Lo mismo sucede con el espíritu. El espíritu sería como nuestro cuerpo. Necesita de su desayuno, de su almuerzo y de su cena, para tener la suficiente energía para seguir su trabajo, y sabes cuál es su trabajo? Es SOSTENER NUESTRA VIDA.
Si nuestro espíritu deja de sostener nuestra vida, la esencia de todas las cosas, morimos.
Y entiéndase a la muerte no como una experiencia física (muerte corporal) sino que estamos hablando de una muerte “ESPIRITUAL” en donde, al no haber cultivado correctamente el espíritu, nos vamos contaminando o “alimentando” con cosas que nos van intoxicando paulatinamente, hasta perdernos de nosotros mismos y olvidarnos de nuestra misión en la tierra. El no cultivar el espíritu nos lleva a desarrollar personas vacias de contenido, que fijan su atención en cosas materiales y títulos sociales, autos lujosos, fiestas, diversión rápida, placeres de momento, y otras tantas cosas que tanto nos gusta pero que no son permanentes… y al no ser permanentes, se acaban rápido y.. ¿con qué nos quedamos? Cuál es el producto final que queda en nosotros?
Es triste ver personas que no han cultivado el espíritu pues puede reflejarse en ellas la falta y el deseo de algo más, una sed que no ha sido saciada, que exige “algo extra” o algo que se “quede” cuando todo haya desaparecido.
Y es, justamente, nuestro espíritu el que se quedará con nosotros, con nuestra propia estructura (lo que nosotros somos) lo que tendremos, frente a frente, cuando todo haya desaparecido. ¿de qué manera lo has cultivado?
Cultivar el Espíritu: Un camino que hay que comenzar a andar
Mis queridos hermanos, cultivemos el espíritu desde lo más profundo de nuestros corazones, esto implica una entrega sincera, primeramente con NOSOTROS MISMOS, esto es, aceptémonos como somos, así mismo, con nuestros errores y virtudes. Cultivemos un amor y una valoración hacia nuestra propia estructura, consideremos que somos seres divinos por ser hijos de un Dios que nos creó desde y por AMOR, por lo tanto, somos tan merecedores de su amor como toda la creación. Cultivemos el espíritu a través de la sonrisa y de las palabras de afecto. De las demostraciones de cariño, para con nosotros y con nuestra familia. Cultivemos nuestra comprensión, sepamos escuchar a quien nos necesita, seamos mensajeros de buenas nuevas, y no de cosas tristes o negativas, sepamos abandonarnos a Cristo y dejemos a él aquellas cargas que no podamos soportar más, pues es sólo Él quien puede transformar todas las cosas, y llenar todos los vacios que podemos anidar. Cultivemos el perdón con toda la creación, y veamos en cada rostro que encontremos, la imagen de Dios que nos mira, para “ver” con otros ojos, la realidad que nos toca vivir, pues no es sino desde el interior de uno mismo que comienza la verdadera transformación, cuando “empezamos a abrir los ojos” y ver lo “evidente”… Ver a Cristo en todas las cosas de la vida, es la mejor forma de cultivar el espíritu, pues esto nos mantendrá conectados a Él como esencia y su amor será el nutriente más grande que podamos “desayunar”, “almorzar” o “cenar”.
Seamos conscientes queridos hermanos, que hay una sola gran maravilla en el Universo: Cristo. Y que esa maravilla nos ha amado desde toda la vida, que siempre nos espera con los brazos abiertos, cuando nos decidamos ver las cosas de una forma distinta, y por sobre todo, que espera que cultivemos EL AMOR A ÉL, para que así nuestra vida cambie de manera radical y total, y por sobre todo, que ese amor perdure para siempre, mediante ese “cultivo espiritual” que no es mas que manifestar un permanente contacto Crístico con toda la creación.
Para ello mi querido hermano, contamos con una herramienta fundamental y más que trascendental, LA ORACIÓN. La oración personal, que sale del alma y de la cual brotan los sentimientos más profundos de nuestro corazón, donde le entregamos todo lo que somos a ese Cristo amoroso que nos escucha, y que quiere respondernos. La oración es la piedra fundamental en el proceso de cultivar el espíritu.
Y finalmente, pero muy importante, siempre es fundamental SOSTENER, MANTERNER LA FE en esa fuerza superior que nos sostiene, en ese Dios de amor, en quien nos cobijamos. Si nuestra fe es débil y ante la primera tormenta desistimos, no hemos cultivado nuestro espíritu lo suficiente. Pero cuando sí lo hemos hecho, es mayor el compromiso de sostener nuestra fe en la fuerza sobrenatural que nos empujará a seguir, por la certeza que en el camino veremos las maravillas de un Dios que actúa y que de verdad nos sostiene.
Cultivemos, mis queridos hermanos, esa necesidad de Cristo, ese amor y esa sed de Él, entreguemos nuestras vidas a Dios que nos ama, y confiemos plenamente en que Él se manifiesta, en la medida que le permitamos, seamos conscientes, para que Dios actúe en nuestras vidas de manera radical, es necesario “CULTIVAR EL ESPÍRITU” y estar preparados, para la hora en que el Señor se manifieste. Los amo a todos.
Solo alguien como Jesucristo puede transformar los corazones de aquellas personas que creímos perder… Sin embargo, hay UN SER TODOPODEROSO que nunca nos desampara! Siempre que pedimos con el corazón, ahí está, amoroso y más que nunca aguardándonos para amarnos y para vernos más que felices… PLENOS en su amor que todo lo transforma y lo llena.
He descubierto en esta vida que nada puede llenar mas a un ser humano que el verdadero AMOR de Cristo, ese amor que es capaz de transformar y crear, de dar vida y en abundancia.
Antes me era tan complicado toda esta historia del amor de Dios, como algo lejano al que nunca aspiraría por mis pecados… Sin embargo, la vida y la presencia de Ángeles de Dios en ella me enseñaron que yo soy un ser humano y como tal siempre he de pecar, y Dios no ha escogido a los que ya están salvados, sino escogió aquellas almas que se sienten perdidas, y acude a ellas por su amor INFINITO Y SIEMPRE TODO MISERICORDIOSO, y sabes por qué? Porque El nos quiere ver felices..! esa es la gran Noticia: NO importa ni ha importado nunca el pasado, pues lo que ya pasó jamás volverá por más que nos aferremos a ello, Dios nos ofrece una Nueva Vida, un NUEVO COMIENZO, Y QUE MARAVILLA!!!!!!! Y sabes cuál es nuestra misión? ESCOGER, ELEGIR. Nosotros tenemos el Poder de construir o de destruir… de ser felices o no. Dios nos otorga el derecho de la libertad, de poder tomar el sendero de nuestras vidas y caminar hacia El, Imagínate que grande es su amor!! Es lo más grande que puede existir en el universo, ese amor con que Dios nos ama y nos ofrece todos los días… Por qué no podemos dejar de sufrir? Es una cuestión de elección el desechar de nuestras vidas, todo aquello que nos contamina y nos ata a un pasado que no nos trae felicidad. Cristo nos ofrece un nuevo comienzo en su amor verdadero, un verdadero comienzo hacia una nueva vida en la que El quiere ser el protagonista, el actor principal... es verdaderamente a Él, el CRISTO RESUCITADO que vino a amarnos con todo, a quien debemos confiar aquellas cosas que ya no podemos cambiar, pues debemos admitir que nuestra capacidad como seres humanos es muy limitada, no podemos hacerlo todo, y debemos tener la suficiente humildad para reconocer que somos simples pecadores.
Por ello, este es un mensaje para aquellas personas que realmente necesiten comenzar de nuevo, a escribir una nueva historia en sus vidas, conociéndose cada día más, conociendo el valor de un nuevo amanecer, de una nueva oportunidad que Cristo nos ofrece para comenzar a amar VERDADERAMENTE y con un amor maduro, que traspasa los límites del tiempo y nunca perece, ese amor que dura toda la eternidad. La experiencia hace a uno, todas las vivencias de nuestra vida nos enseña dos cosas: a construir, o destruir. Solo podemos construir con Cristo, una nueva historia, donde la felicidad dura para siempre, sin importar las veces que caemos y seguiremos cayendo, puesta nuestra fe en el VERDADERO CRISTO TODOPODEROSO, comenzaremos LA VERDADERA VIDA.
domingo, 4 de julio de 2010
El Verdadero Amor Eterno Todos los días agradece al despertar por la nueva oportunidad de ser mucho más feliz que ayer, por la oportunidad de aprender a amar, luchar y vencer, y siempre pide a nuestro padre que es Dios, la Verdadera Capacidad de Perdonar, no solo de palabra, sino de corazón, todo mal que recibiste en el pasado, y de dejar todo lo que te siga doliendo en las manos del todo amoroso Padre que todo lo cura con su amor perfecto e infinito, pide sin cesar aprender a amar y perdonar como Él nos ama y perdona, y cada día, cada instante de tu vida la manifestación de Cristo te hará más bondadoso y aprenderás a comprender, y ver finalmente que lo que a éste mundo tiene así es la falta del Verdadero Perdón. Con Cristo a tu lado ya no hay motivo para tener miedo, pues Cristo vence a toda apariencia que esté ajena al Verdadero Poder de Amar, que abarca todo lo que existe, por ende es más poderoso que otra entidad. Si aprendes, aceptas el Verdadero amor en tu vida y practicas siempre la bondad y la piedad, ofreciendo tu ayuda, ofreciendo una sonrisa a quien lo necesite, un hombro para quien esté cansado, estarás preparándote para recibir plenamente a la plenitud del Verdadero Amor Eterno, que no es otra cosa más que Dios. Acuérdate, viniste a esta tierra para Triunfar, aprender a Amar y Perdonar, y todo lo que manifiestes en tu mente será, depende del grado de amor que pongas en todas las cosas que hagas, EN TODAS LAS COSAS; todo el amor, la pasión y el verdadero perdón para TI y los demás que necesiten. Pide siempre ser instrumento de paz para todos en esta vida y la bendición de Cristo se manifestará en bien siempre, hasta el día que debas volver a la Fuente Verdadera de Vida, lleno de Luz entonces para toda la Humanidad. Para Siempre.Aprendiendo a Ver la Vida El Amor de Cristo, de nuestro Dios se manifiesta para siempre en nuestras vidas, con cada respiro, cada aliento de vida cargado de iluminación Amorosa proveniente de nuestro Padre que tanto nos ama, y quiere que seamos felices para siempre.Sucede que muchas veces perdemos las esperanzas y nos apresuramos a adelantar las cosas que queremos que nos sucedan, por considerarlas “lo mejor”. Piensa que tal vez lo que quieres no es lo más conveniente o a lo mejor lo que esperas tarda un poco. Pero si lo que realmente buscas porque realmente lo necesitas, y no dañas a tu hermano con tu deseo, siempre que lo pidas en nombre de la Perfección Divina, lo verás satisfecho.Quizás estás buscando en el lugar equivocado, con las personas equivocadas o no lo estas pidiendo de manera Perfecta para Ti y para tus Hermanos. Recuerda que lo que quieres para ti también lo deseas para todos. Todo el bien que manifiestes en tus deseos, lloverán en Bendición para Ti desde ese mismo momento, y todo tu entorno se sumergirá en una Perfección que sólo el espíritu preparado es capaz de percibir.Por eso busca, pide, habla a Dios, escúchalo; pero acuérdate. No busques ni esperes de las cosas materiales lo espiritual, es en vano, no lo hallarás. Son incompatibles. El plano espiritual es mucho más elevado, más puro. El material es más denso, pesado. Antes, cuando desconocía el verdadero trasfondo de las cosas, cuando llegaba el día de mi cumpleaños, siempre esperaba que me sucediera algo extraordinario… un lindo regalo, linda ropa, nuevas cosas (te das cuenta? Todas son “materiales”) pero para sorpresa mía, nunca nada sucedía y mi cumpleaños pasaba como desapercibido. Fue así que un tiempo después me fui dando cuenta que lo que yo buscaba no lo encontraría en la “materia” de la que tenía esperanza encontrar la felicidad.Estaba en ese nuevo día, ese nuevo sol, el canto de los pájaros en mi jardín, la sonrisa de mis seres queridos, la vida que tenía… en eso se resumía la felicidad que tanto buscaba.Y recuerda, siempre: detrás de todo, se encuentra Dios. La esencia de las cosas es Dios, y lo será por siempre. No te queda otra más que aprender a ver las verdaderas cosas, aprender a ver a Dios, a ser FELÍZ.Un gran plan. Es lo que generalmente, o a veces perseguimos… mientras no nos damos cuenta que la vida pasa frente a nuestros ojos y no la disfrutamos. Generalmente nos pasamos llorando por cosas que quisimos haber tenido pero que no lo conseguimos. Estuve enamorado tres años de una muchacha a quien aprendí a querer mucho. Le había dicho cuanto la quería, pero aún así ella nunca me dio posibilidades para estar a su lado. Pero no la culpo. Y quizá ella en algún momento estuvo enamorada de mí, mas fui yo quien nunca estuvo seguro de lo que sentía, y cuando me animé a afrontarlo ya era tarde. Por eso, aférrate a las cosas que amas y que realmente sientes merecen ser vividas, principalmente LA MISMA VIDA. Esa experiencia me ayudo a reconocer que la luz del día es un motivo más para ser Feliz. No dudes en ser feliz cada día de tu vida, sin miedo a fracasar o a ser rechazado, sin temores a lo que pueda suceder. Todo en este mundo está sostenido por el amor Divino que nos guía, nos guarda, nos protege, nunca nos abandona.
domingo, 27 de junio de 2010
Capitulo 1:
¡Él está, reconócelo, acéptalo!
El amor de Cristo se manifiesta en nuestras vidas de diversas formas, es solo que con el pasar de los días, los “problemas” que muchas veces nos inventamos nos enceguecen la “vista”, impidiéndonos visualizar la salida. Antes que nada, ante las circunstancias adversas (peleas, malos negocios, malos exámenes, extravío de cosas, por ejemplo) nunca debemos bloquear esa visión de la “salida”. Nunca debemos abatirnos y decir “todo me sale mal”… Al decretar “que todo te sale mal” en realidad lo que haces es afirmar que no quieres otra cosa sino que todo lo que te suceda a partir de ese momento será malo para ti.
Una vez planteada la circunstancia adversa hay que hacer lo posible por mantener la calma y pensar en lo que realmente nos trae paz (puede ser el recuerdo de algo hermoso o algún momento que disfrutamos con la familia o los amigos) y tomarse un tiempo para que la mala vibración de ese acontecimiento no pueda penetrar en tus pensamientos, convirtiéndolos en negativismo, que sólo terminará deprimiéndote trayendo a la mente cosas tristes y fatalistas. Para que tengas en cuenta: en el momento en que se te plantea una circunstancia “adversa”, de lo primero que te olvidas es DE TI MISMO, olvidándote que incluso en ese momento tienes vida, respiras, a lo mejor tienes familiares en tu hogar, alguna mascota que espera tu caricia cuando llegues a casa, una esposa, madre, padre, un hijo que te ama, una novia que te ama, en ese momento te olvidas que hay un día espléndido que por más problemas, sigue brillando. Nada es definitivo en esta vida, solo EL AMOR que seas capaz de dar, para ti y los demás. Las circunstancias “adversas” o los “problemas” que se aparecen conforme transitamos por la vida no son más que lecciones que debemos aprender a sortear, aprender a manejar, a afrontar y a vencer para finalmente Triunfar. Hemos sido creados a imagen de un Cristo que todo lo puede, así también nosotros tenemos la capacidad de transformar toda desarmonía manifestada, en BIEN, para nosotros y los demás.
La primera cosa que hacemos al despertarnos, muchas veces, es dar un largo respiro para meter la mayor cantidad de aire en los pulmones. Es ahí que Dios nos derrama su bendición para que comencemos nuestro nuevo día irradiando su LUZ y amor tanto para nosotros mismos como para los demás.
Es por eso que no debemos agobiarnos cuando algo no sale como lo esperamos, quizá se toma un poco más de tiempo que eso que queremos se manifieste, siempre que sea perfecto para nuestro bien y el de nuestro hermano. Si no lo es, si sólo pedimos algo por nuestro mero orgullo o por pretender cosas vanas sin sentido para nuestra vida realmente, entonces estamos errando el objetivo de la felicidad. En realidad la felicidad no se puede definir concretamente. Pero para acercar una idea, la felicidad se “siente” cuando sentimos una satisfacción por algo que realmente nos llena, sincera y honestamente el corazón. La felicidad es un sentimiento para el cual hay que prepararse, ejercitarse, siendo honestos con lo que queremos para nosotros (de verdad) y para con nuestro hermano.
La irradiación del sol en la mañana soleada, la lluvia mansa, el camino que recorremos para ir al trabajo o la escuela, el mundo está impregnado de la PRESENCIA que hace todo más brillante, más divino, mágico, de un matiz diferente. El amanecer de un nuevo día, el atardecer, el aire que respiramos, nuestro cuerpo, la salud, la persona que está a nuestro lado, todos estos motivos son por los que debemos, honestamente, dar gracias. Y son la manifestación de que Dios existe, y está en nuestra vida en forma de energía Renovadora, refrescante, revitalizante y regeneradora, capaz de amar y perdonar hasta el infinito, incluso aún más allá, donde sólo el amor puede llegar.
Así que cuando un “problema” se manifieste, acuérdate de tu “PRIMERA MANIFESTACION”: TÚ!! Tú eres la primera manifestación de la VIDA! Y tú eres la primera manifestación de DIOS que es VIDA en ti y en todo lo que te rodea. Todo tiene VIDA, pues todo en esta tierra pasajera es inspiración de DIOS.
Hoy es un día especial para mí y para toda la humanidad. Desde tiempos inmemorables ha sido mi deseo el transmitir a mis hermanos en todo el mundo el gran fuego en mi interior cada vez que pienso en el amor Infinito que me guarda siempre, y fue esta necesidad de comunicarte QUE LA FELICIDAD ESTA JUSTO FRENTE A TI, la que me trae hoy, a decirte tantas cosas.
“Aprendiendo a Caminar”, es justamente lo que yo estoy haciendo. He recorrido ya un camino, y en ese recorrido he aprendido algunas cosas que me ayudaron a salir adelante en circunstancias de mi vida, como en la tuya, como en la de todos nosotros. Es ese camino el que nos enseña, nos muestra, nos guía y nos hace ver las cosas tal cual. Pero eso sí, sin la ayuda de nuestro Padre/Madre Dios, no lo concebiría. He aprendido que nosotros como seres “materiales” no podemos resolverlo “todo” habiendo una mente Perfecta y santa que vela siempre y está pendiente a que pidamos Su Guía, a lo que amoroso siempre acude.
Aprendiendo a caminar en este sendero es como encontraremos la verdadera felicidad en nuestras vidas, aprendiendo a ver en cada ser humano una pequeña parte de nosotros, y una gran parte de nuestro Dios que está siempre presente en Todo. Pero, ¿cómo uno aprende a caminar?
Si esperas encontrar una receta práctica para ser feliz, una suerte de manual, lo siento mucho. El verdadero fin de lo que hoy te presento es ayudarte, ayudarte. A ver, a “sentir”, a “ser” tú mismo. Con estos pensamientos, pretendo acercarnos (tu y yo) un poco más a la verdadera Fuente de Luz, que ilumine nuestro camino y todo lo que hagamos de nuestra vida, en nuestra vida. Aprendiendo a caminar en los senderos de la humildad, de la sencillez, del amor a la vida por el sólo hecho de sentirse vivo, aprender a REALIZAR en nuestras vidas esas magníficas gotas de Luz, es como encontraremos cada uno la manera perfecta de acercarnos cada día hacia nosotros mismos, a conocernos verdaderamente, y a reconocer al Verdadero Dios de Amor que ha estado desde siempre a nuestro lado. Y yo creo que ya era hora de empezar el camino… ¿No lo crees?
Todo el conocimiento del mundo vale poco si nuestro rencor sigue creciendo cada vez más que el comportamiento de un desconocido nos recuerda nuestras relaciones no sanadas. ¿De qué nos sirve conocernos a nosotros mismos si lo usamos para avivar el odio que tenemos y el sentimiento de culpabilidad, que nos dicen que, a pesar de todos nuestros esfuerzos, jamás seremos capaces de ser, de hacer, ni de servir lo suficiente para ser dignos de nuestro amor propio?
El perdón supone aceptar de verdad nuestro propio merecimiento como seres humanos, entender que los errores son oportunidades para crecer, tomar conciencia y desarrollar la compasión, y comprender que la magnitud del amor por nosotros mismos y por los demás es el pegamento que mantiene unido al universo.
El perdón es una respuesta, la respuesta implícita de nuestra existencia. El perdón es el medio para reparar lo que está roto. Coge el corazón roto y lo repara. Coge el corazón atrapado y lo libera. Coge el corazón manchado por la vergüenza y la culpa y lo devuelve a su estado inmaculado. El perdón restablece en el corazón la inocencia que conocimos en otro tiempo, una inocencia que nos permite la libertad de amar.
Cuando perdonamos y somos perdonados, siempre se transforma nuestra vida. Las dulces promesas del perdón se cumplen y se nos ofrece un nuevo comienzo con nosotros mismos y con el mundo. El concepto del perdón puede provocar dos cosas: o bien imposibilitarnos, limitando nuestra capacidad para la claridad y la alegría, o bien animarnos, ofreciéndonos una manera de dejar el pasado y ser libres para vivir con mayor paz y felicidad.
Perdonar no es justificar comportamientos negativos o improcedentes, sean propios o ajenos. El maltrato, la violencia, la agresión, la traición y la deshonestidad son solo algunos de los comportamientos que pueden ser totalmente inaceptables. ¿Se puede perdonar a un trabajador incompetente y despedirlo por no hacer bien su trabajo? No es preciso ir y decirle: Te perdono, aunque a veces esto puede ser una parte importante de perdonar. El perdón solo requiere un cambio de percepción, otra manera de considerar a las personas y circunstancias que creemos que nos han causado dolor y problemas.
Como todos sabemos, la rabia y el rencor son emociones muy fuertes que desgastan nuestra energía de muchas maneras. Cuando nos quitamos las capas, probablemente se descubrirá que esa rabia en realidad es un sentimiento superficial. No en el sentido que sea trivial o falso, sino en el de que hay muchos sentimientos y dinámicas por debajo de él. Cuando nos perdemos en la rabia nos volvemos sordos a nuestros sentimientos más profundos. Hemos aprendido a escuchar solo aquellos que saben gritar más fuerte.
Muchos creen que permanecer enfadados, aferrarse al rencor es sinónimo de poder, energía y dominio. Pero en realidad lo único que descubren son sentimientos de impotencia, desilusión, inseguridad, aflicción o miedo y los usan con frecuencia en sustitución de los sentimientos de verdadero poder personal.
A veces es mucho más cómodo sentir rabia que sentir el temor y la tristeza. De hecho, una razón por la que suele ser difícil perdonar es que para hacerlo se debe sacar a la luz y aceptar la verdad de lo que realmente sentimos. Esto puede ser una revelación dolorosa si hemos aprendido a convivir con la negación y la represión. Sin embargo, se debe tratar de recodar que al otro lado del dolor está el alivio y una mayor paz mental. Cuando se lleva gran parte de la vida sintiéndose víctima, puede que halle una enorme resistencia a perdonar, porque al hacerlo renuncia a una buena parte de su identidad. Perdonar no significa negar que se haya sido una víctima, quiere decir que el hecho de haberlo sido ya no domina necesariamente la identidad y la vida emocional actual.
A medida que se vaya trabajando con el perdón, es importante tomar en cuenta los pensamientos que afloran y las reacciones. Si aparece el temor, la autocrítica, las dudas hay que ser amable consigo mismo. Estos sentimientos son como una parte natural del proceso de cambio. En realidad, ser amable consigo mismo es, de por sí, un gran acto de perdón para con uno mismo. Al margen de los pensamientos o sentimientos que surjan, afirma el compromiso de tratarse con amabilidad. Se amable con uno mismo no significa que no ponga esfuerzo y voluntad, ni que se justifiquen pensamientos o comportamientos que se consideran impropios, sino que se puede aprender sin necesidad de azotarse la dureza con uno mismo y que alimenta un ciclo contraproducente que quita poder y favorece el sentimiento de culpa, falta de respeto y autoestima por uno mismo.
El perdón es una decisión, una actitud, un proceso y una forma de vida. Es algo que ofrecemos a otras personas y algo que aceptamos para nosotros. El perdón es una decisión, la de ver más allá de los límites de la personalidad de otra persona, sus miedos, idiosincrasias, neurosis y errores, la decisión de ver una esencia pura, no condicionada, por historias personales que tienen una capacidad ilimitada y siempre digna de respeto y amor.
Cada vez que se hace un cambio, debilitamos el monopolio del ego sobre nuestras percepciones y nos capacitamos para dejar marchar, liberar y olvidar el pasado. El perdón suele experimentarse como un sentimiento de dicha, paz, amor y apertura del corazón, alivio, expansión, confianza, libertad, alegría y una sensación de estar haciendo lo correcto. El perdón es una forma de vida que nos convierte gradualmente de víctima de nuestra propia circunstancia en poderosos y amorosos creadores de nuestra realidad. Supone un compromiso de experimentar cada momento algo nuevo, con claridad y sin temor. Es la desaparición de las percepciones que obstaculizan nuestra capacidad de amar.
El perdón nos enseña que podemos estar en desacuerdo con alguien sin retirarle el cariño y respeto. Nos lleva más allá de los temores y mecanismos de supervivencia propio de nuestro condicionamiento, hacia una visión valiente de la verdad que nos ofrece un nuevo campo de elección y libertad, en donde podemos descansar de nuestras luchas. Nos guía hacia donde la paz no es desconocida y nos da la posibilidad de saber cual es nuestra fortaleza.
Quiero perdonar, saber de Dios en cada sentimiento de mi alma, en esta vida somos caminantes y eternos aprendices del sol de la mañana y el ocaso de la tarde.
Quiero sonreír y en el rostro de los demás reconocer a Cristo que me ama y me acompaña siempre, que me ilumina el camino, guía mis pasos. Quiero sentirlo a Él en mi vida, quiero que su fuego incendie mi voluntad y mi fe, quiero vivir su amor.
Quiero perdonar todo lo que pueda, y olvidar, quiero beber el agua que cae del cielo y me transforma la mente, el alma y el cuerpo, quiero vivir esta vida todo lo que pueda. Quiero aprender siempre y recordar que somos humanos, sentimos, cometemos errores, pero es más grande nuestra esencia divina y vivimos en Dios, por ello quiero aprender a perdonarme.
Quiero ser luz para el mundo, para mi vida, para los demás, quiero gritar al viento y liberar mi alma, y así poder fundirme en los brazos de Cristo, el único que vivió, vive y vivirá para toda la eternidad.