sábado, 29 de julio de 2017

Crecer, Madurar y Continuar (Parte 1)

30-07-2017

Crecer. Madurar. Continuar

Hoy quiero hablar de tres ideas que me andan rondando la cabeza desde hace demasiado tiempo. Las he listado en sólo tres, porque creo resumen globalmente el concepto que quiero expresar en estas líneas. Quizás leyéndome, comience a entender el sitio en el que actualmente me encuentro. Por supuesto, con buena música de por medio. (John Mayer - The Search for Everything, 2017).
Si quiero hacer hincapié en estas tres ideas, es porque más que nada, son ideas del concepto general de la vida, que quiero entender, quiero aceptar. Quizás aceptar sería parte de ese grupo de tres palabras, pero a la vez, aceptar está implícita entre ellas.

Estoy en un punto de mi vida, en el que me encuentro yo a mi mismo. Como frente a un espejo. Mirando atrás, a mi pasado. Ha transcurrido el tiempo. Mucho tiempo quizás, poco tal véz. Pero mucho tiempo al fin. Llegando a los treinta, me replanteo muchas, pero muchas cosas. Desde mis más íntimos deseos, miedos, anhelos, esperanzas, objetivos de vida, en fin, todo. Haberme ido lejos, me hizo crecer. Ver cosas que antes no era capaz de ver. Haberlo tenido todo hacía que viva en constante "ceguera",  por así decirlo. No es que no agradezca todo lo que tuve, al contrario, me siento afortunado por todas las oportunidades que la vida me ha dado, en abundancia. Pero definitivamente hoy reconozco que no aproveché al máximo las oportunidades que tuve y siempre se presentaban ante mí. Anyway. No tengo más alternativa que aceptar cómo son las cosas. De todas formas, estoy tratando de ordenar mis ideas, y bajar las cartas sobre la mesa.
De un tiempo a esta parte, he decidido que tengo que re-negociar las cosas. Replantearme. Resetear ciertas cosas, darle nuevo inicio, nuevo origen, cambiar, dar vuelta la página, cerrar un capítulo. Poner punto final a todo lo que inició con mi ida a Francia. Hacen casi tres meses de mi regreso a casa, tres son los meses que pensé iban a ser los más difíciles, que de hecho lo son, lo fueron, pero heme aquí, heme aquí. Tres son las ideas que resumen lo que estoy buscando asentar dentro de mi estructura de vida, dentro de mis pensamientos, en mi cotidianeidad. Crecer, madurar y continuar son como piezas de un rompecabezas que se tienen que armar en algún momento de nuestra existencia, pienso.

Crecer

Miro la vida. Observo. Reflexiono sobre lo que observo: Mis sobrinos están creciendo. Mis compañeros de la universidad, con hijos, algunos se han casado, algunos primos de mi edad con hijos, ya casados. Amigos que no están, se han ido, o hemos tomado caminos diferentes y no nos vemos. Es casi inevitable mirarme ahora, y decir: Fabián. Tenemos 29 años. No tenemos trabajo fijo (aunque estás retomando el trabajo independiente), no tenés pareja. No tenes hijos ni estás casado. Aquí está el otro punto: la vida que llevo.
Siempre quise caer bien a todo el mundo, que solo se hablen cosas buenas de mí. tengo que aceptar que siempre fuí una especie de fondo sobre el cual, todas las expectativas de las demás personas eran proyectadas, menos mi propia esencia. Mi propia esencia. Lo esencial. Esto me lleva a la otra pregunta: cuál es tu esencia Fabian? Qué hace que vos seas único e irrepetible? Creo que esa cobardía de temer a lo que la gente dirá, no me liberó lo suficiente como para decidir vivir mi vida y mi sexualidad como a mí me gustaría. En mis términos. Es un miedo estúpido y muy muy absurdo, carente de asideros válidos, entendiendo a que mi vida me pertenece SOLO A MI. Bueno, el hecho es que siempre he sido objeto de discriminaciones por causa de mi identidad sexual: me discriminaron para ser padrino de niños, me discriminaban en la escuela porque era demasiado "nena" y no jugaba al fútbol, como los demás varones. Conversaciones sociales, donde los gays son objeto de toda burla, que tenía que tragarlos de mala gana y no hablar ni una sola palabra para "defenderme", pretender que no pasaba nada, cuando en realidad lo que hacía era el ridículo, soportando conversaciones absurdas y llenas de homofobia.
A veces, lo que la gente calla, grita más fuerte y termina escuchándose con más intensidad. No quiero llevar odio ni resentimiento ante estos recuerdos del pasado, de episodios que una y otra vez se repiten. Creo que esta vez, tengo que aprender a soltar.
Suelto. Para comenzar a sanar. es un largo camino. un largo soltar. Porque hay otras cosas más importantes en la vida, del qué dirán. Estoy cansado de pretender que "nada pasa aquí" y que la discriminación y homofobia no existen. Existen, todo el tiempo. Eso no cambia. Pero tengo que ser lo suficientemente adulto como para soltar y continuar, entendiendo que gran parte de esta discriminación y homofobia es debido a la ignorancia acuciante en que vivimos como sociedad, aquí en Paraguay, es una realidad dura y que golpea duro, lo debo reconocer.
Así que por un lado, esta reflexión sobre la primera palabra: crecer, hace hincapié en el hecho de soltar. Soltar para crecer. Soltar lo que no merece la pena retener. Soltar los viejos recuerdos que nada aportan. Y guardar los buenos recuerdos de momentos inolvidables, esos sí merecen ser guardados en el corazón.

Soltar también significa, dejar de buscar. Dejar de buscar la relación perfecta. El hombre perfecto. Ese príncipe azul que nos vendieron de niños, es algo comercial que no existe para nada. Nadie va a venir a salvarte ni a traer la felicidad. Nadie puede hacer eso. En estas líneas, hago un contrato conmigo mismo. La búsqueda acabó oficialmente, necesito poner un final. De otra manera, no podría soltar. Necesito soltar la búsqueda y aceptar esta soledad, que se me da como un regalo bendito del universo. La soledad a la que tanto le temo, que a fin y al cabo, es mi mejor aliada, la que mejor me entiende, y llena esos huecos vacíos.
Suelto también la dependencia emocional. No los lazos, pero sí las dependencias. No puedo seguir dependiendo de los demás para sentirme amado o comprendido. Porque el camino que transito es sólo mi camino, y el de nadie más. Por lo tanto, nadie tiene que comprender el por qué de mis decisiones personales.

Madurar

Esta idea ha ido resonando por un largo tiempo. Madurar, para mí, encierra la idea de perdonar. Nos cuesta tanto pedir perdón y perdonar. Obviamente, conlleva olvidar el dolor que encierra el recuerdo, algo que no aprendimos muchos, cuando jóvenes. También se lo conoce como "inteligencia emocional"
(...Continuará...)

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